jueves, 5 de junio de 2014

Algunas dificultades para gestionar el trabajo de los alumnos en el taller

He intentado atar en lo posible todos los cabos sueltos de la actividad del taller, desde el correcto diseño de las fichas que guían las prácticas, la distribución de los alumnos en el aula, la colocación de los materiales que van a utilizar los alumnos,....

Por ejemplo, la imagen 1 representa la maqueta tal cual se les ha proporcionado a los alumnos (base, paredes y componentes incorporados a la maqueta) con el fin de que construyeran el circuito eléctrico de una vivienda a través de las instrucciones de la ficha correspondiente. El tamaño de la maqueta estaba pensado para que entrara en una caja de folios, de manera que los alumnos pudieran guardar fácilmente al finalizar la sesión de clase sus trabajos dentro del armario que se puede ver en la imagen 2.






(Figura 1)

(Figura 2)

En el caso de las prácticas de electrónica a cada grupo aparte de la ficha de enunciados  se le proporciona una caja con un polímetro, pila, pinzas para conectar la pila, placa protoboard y los componentes de cada una de las prácticas clasificados en bolsas con su número de identificación correspondiente.


(Figura 3)

Con ello he logrado que los alumnos entren en el taller y de forma autónoma cada grupo se sitúe en el lugar de clase que le corresponde y vayan a buscar los materiales con los que deben trabajar, y cuando llega la hora de terminar la clase la recogida del material se realiza de manera rápida y ordenada. 

a) El docente durante la sesión de trabajo en el taller:
Ahora bien, en los dos grupos de tercero en los que cuento con más alumnos (24 y 26 alumnos) distribuidos en ocho grupos, debo reconocer que la sesión de clase se desarrolla con mucho estrés por mi parte, lo cierto es que con frecuencia parezco más un bombero yendo de un lado a otro apagando fuegos que un docente en su aula. 

Vemos que en taller como en el resto de los tipos de actividades que hemos ido analizando a través de las entradas del blog, la presencia del docente es una pieza básica para el correcto funcionamiento de las mismas en todas sus etapas, desde la presentación de la actividad, la resolución de dudas que van surgiendo, la corrección de desviaciones en la puesta en marcha, así como en la fase de evaluación y obtención de conclusiones. 

Durante en trabajo de taller al docente se le exigen nuevas funciones que van desde la resolución de problemas técnicos derivados del uso de dispositivos, a nuevas necesidades que tienen los alumnos derivadas de los materiales y herramientas que necesitan en momentos concretos (cable, destornilladores,...), grupos que no saben qué deben hacer o que no obtienen los resultados esperados en alguna de las práctica con lo que hay que averiguar a qué es debido, lo cual puede ser desde que están intentando medir la tensión que suministra la pila con el polímetro y tienen seleccionada la corriente alterna, a que no han conectado los cables convenientemente en la placa protoboard, que la pinza de cocodrilo no realiza una buena conexión interna o que han cortocircuitado la pila y está desgastada. Son problemas que en ocasiones al docente le lleva segundos resolverlos pero que en otras ocasiones necesita concentrarse para detectar donde tienen su origen, y lo más habitual es encontrarse al mismo tiempo que tratas de solucionar dichos problemas con otros grupos que también requieren la presencia del docente.

Todos estas incidencias que van surgiendo en el aula restan tanto tiempo al docente, que no solo provocan un nivel de estrés elevado sino que además no le permiten realizar de forma adecuada labores tan importantes tales como guiar las conclusiones a las que deberían de llegar los alumnos al realizar cada práctica, que es realmente donde percibo que se produce el mayor aprendizaje, ni tampoco cuenta con el tiempo necesario para realizar una evaluación formativa que vaya corrigiendo errores que los alumnos van cometiendo a lo largo del proceso, ni tampoco da tiempo a desarrollar una evaluación sumativa, vital en este tipo de actividades en las que una técnica fundamental de evaluación debería ser la observación de forma que en la evaluación un peso muy importante recayera el proceso y no solo el producto. Por ejemplo, hay alumnos que se ve que durante la clase se mantienen al margen de la actividad del grupo, este hecho al igual que otros deberían de ser registrados convenientemente.

b) La ratio, una variable importante a la hora de desarrollar el trabajo de taller:
Por el contrario hay un grupo de tercero en el que estoy trabajando realmente a gusto, se trata del grupo de alumno con una menor ratio, concretamente de 16 alumnos y cinco grupos de trabajo.

Con este grupo el funcionamiento está siendo completamente distinto, siento que puedo atender a los alumnos y todas las incidencias que van surgiendo. Con lo que el proceso es mucho más enriquecedor también para los alumnos.

Una posibilidad para disminuir el número de alumnos a los cuales atender podría ser aumentar el tamaño de los grupos, aunque no considero que sea una medida adecuada. Con más de tres alumnos por grupo existe mucho riesgo de que al menos uno de los componentes del grupo no adopte un papel activo durante el desarrollo de la actividad.

Creo que para el próximo curso debo planificar el taller de otra forma, tal vez no deben estar realizando trabajo práctico todos los alumnos al mismo tiempo sino un número máximo al cual el docente garantice que puede atender, mientras el resto realiza otras labores que impliquen menos dificultad a la hora de ser realizadas de forma autónoma.

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